< Texte zu Themen cikon.de > alemán


Sobre la 'Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros' de Federico García Lorca

 
El gran poeta vuelve a Fuentes Vaqueros, su pueblo natal, y da una conferencia con ocasión de la inauguración de la biblioteca pública , la primera biblioteca pública en la provincia de Granada. Es el año 1931. Dos años antes, dicen, el mismo fue uno de los que habían sugerido el establecimiento de esa biblioteca.

Y para que sus palabras no se las lleve el viento, las escribe y las lee. Y así son descubiertas en el archivo, impresas y, junto con unas fotos y unos facsímiles, encuadernadas en un pequeño volumen hermoso, publicado en el año 1996 por la Diputación Provincial de Granada.

Son palabras sencillas, palabras para sus compatriotas aldeanos en su época. Pero también son palabras para nosotros y nuestra época. Tratan del libro, de su historia y su significado para nuestra propia historia. Alentan a los paisanos a disfrutar de las grandes oportunidades que les ofrece el libro. Debería indicarles el camino hacia la libertad espiritual, hacia una vida llena de alegría en comunidades pacíficas. El poeta es socialista y es un intelectual. No hay dogma para él. Su biblioteca, una asamblea ordenada y democrática de grandes espíritus, es universal. No prescribe nada, no excluye nada ni a nadie. Los hombres a los cuales se dirige están, y eso parece ser su firme convicción, dotados de la razón y del anhelo de saber. No sólo viven de pan y por eso necesitan libros, libros, libros. El poeta lanza una petición. Solicita a los que pueden hacerlo que contribuyan a que la biblioteca se llene de libros. Pero aún mas expresa su deseo de que se llene de lectores.

Sí, son palabras para nosotros y para nuestra época, casi setenta años después, en la cual se alzan voces conjeturando sobre el futuro del libro y la posibilidad de que pueda sumergirse en este océano de información que nos esta inundando cada vez mas rápidamente y en el cual se vuelve cada vez mas difícil distinguir entre lo verdadero y lo falso, lo que es útil, inútil o hasta nocivo. Son palabras que nos hacen tomar conciencia del valor del libro, de ese objeto que se puede tener en ambas manos; nos hacen aceptarlo como tabla de salvación en este diluvio.

Pero el poeta esta abogando también y casi apasionadamente por la institución que pone los libros, tanto los antiguos como los nuevos, al alcance de todos: jóvenes y viejos, mujeres y hombres, pobres y ricos. Su elogio de la biblioteca pública , la biblioteca del pueblo, es, hoy día y ante ese diluvio de informacion que engaña a los sentidos, no menos actual que hace casi setenta años. Como en Fuente Vaqueros, la biblioteca pública , no importa donde, debería contribuir a la comprensión mutua entre los hombres, de todo el mundo, sin fronteras, y con los nuevos medios técnicos, está claro. Puede enseñar a los hombres, a todos los hombres, nuevos horizontes, sin enajenarles de sus propias comunidades; horizontes que demasiado fácilmente parecen borrosos y falsificados en los demás medios de masas de nuestra época. ¡Cultura para todos, el saber por el saber!, eso es una de las reivindicaciones que no pierden jamas nada de su actualidad.

Lo que puede suceder si los movimientos políticos de la sociedad se basan en una mayoría de 'apegados a la tierra', de desesperados y de despreciadores de la cultura, eso se demostró solamente pocos años después de esa memorable inauguración de la biblioteca del pueblo natal del poeta. Aconteció, y el poeta mismo fue una de las innumerables víctimas. Desesperanza, ignorancia, testarudez, caldos de cultivo del odio y de la violencia: nunca han cesado de existir. Pero de buena gana nos dejamos contagiar del optimismo del gran poeta y queremos secundarle lo mejor posible.